Los conspiradores.

Ellos conspiran contra el hambre y la miseria
pequeños ignotos que pasean el odio ajeno
en carrozas de fuego alentando las histerias
deshojando el porvenir en futuros de veneno.
Saben a ciencia cierta que su tiempo es precario
subidos al poder de esa fauna de mesías
que vanaglorian al prócer y quedan con varios
sectores de orfandad que caducan día a día.
Ellos persignan su fe en la iglesia del obispo
atento comensal de las cenas mal pagadas,
con su toga borravino, dicen que lo ha sido visto,
bendeciendo en la frente a la tortura pagana.
Quieren ocultarse trás los muros del silencio
lloran cuando vislumbran tiempos de aguas tranquilas,
ellos son los mercenarios y duran lo que el viento
tarda en pasear dichoso sus encantos por las colinas.