Agradecida a la vida

estoy agradecida a la vida
tengo la suerte de poder ver
hay personas que no conocen
los colores ciego que palabra.
tristeza de no poder ver un nuevo dia
no saber cuando va llegando la noche
no poder ver la hermosura de una rosa
no poder ver lo mas grande de la vida
un hijo.
agradecida a la vida porque tengo
el don de la inteligencia,
y en esto estoy en deuda con esos
dos seres maravillosos mis padres.
me enseñaron a respetar a no hacer pequeño a nadie
lo mas grande para mi.
el respeto a todas las personas
sin importa nacion color ni raza
y me dieron ese consejo
esa palabra que dice as bien
y no mires a quien.
y me enseñaron a regalar una sonrisa
y me dijero todo ser humano merece
un saludo y me enseñaron eso que
casi ya no se lleva a creer en dios
que en algun lugar del cielo esta.
que a veces parece que se efuma
cuando padeces una enfermedad,
pero la fe es algo que nunca
te va a hacer daño.
tenemos la oblgacion de tener
fe en nosotros si creemos en nosotros
creeremos en los demas.
tenemos la obligacion de querernos
si nos queremos tambien nos queran
los demas con defectos y virtudes
las rosas son muy hermosas y tambien
tienen espinas.
tenemos la obligacion de dar gracias
por poder cumplir años y aceptarlos
como un regalo del cielo.
a cuantos seres humanos se le ecapa
la vida sin llegarlos a cumplir
sin pasar por ese camino tan
bonito que tiene la vida.
la mia no a sido facil no e pasado
hambre pero si carencia de otras cosas
e vivido una historia de amor que yo
sentia como la cosa mas maravillosa
de mi vida.
pero con poca dignidad y falta de
respeto me an marcado la vida
con lo que mas daño me iba hacer
con el adurterio.
e trabajado robandole horas al sueño
hacer la venta ambulante es un trabajo
muy duro.
pero aqui estoy yo como se suele
decir con todo mi orgullo por haber
sido madre por esos dos hijos
laura y mario por haber podido
tenerlos en mis brazos .
y hoy estoy muy feliz
porque tengo una persona
expecial serafin que es todo humanidad
nunca hay que quedarse en el suelo
y si uno se cae hay que levantarse
una y mil veces
calblanca