Riesgo corre el que te vea
de perderse en su camino,
de olvidarse del destino
que depara el corazón,
No eres bella mi azucena
de la mano de ese hombre,
sólo manchas tu mi nombre sufro terrible traición.
Me dijiste que me amabas
como aman las mañanas
al sol de la media diana
que anuncia al día sus horas.
Yo que creí en ti paloma,
me traicionas en las sombras.
Dime ¿es que ya no me quieres
que te enredas en placeres?.
Ayer cuando a él lo topamos
en la escalera del cine,
te pusiste tan nerviosa
que en tus mejillas arreboles
cantaron bellas canciones
antes de decir buen día.
¡Pero por Santa María,
si los celos me carcomen!.
Ya no soporto traiciones,
no soporto decepciones,
siento por esto un hastío
de los que impregnan el alma,
Me he quedado sin la calma
que produce lo sincero,
nubes negra hay en mi cielo
que me separan de ti.
¡Pero si es intolerable
que me pidas que me calme!,
Que me digas que tal cosa
pasa porque eres preciosa,
que no sabes lo que sientes
que lo encuentras trasparente,
y que piensas, no es pecado
acurrucarte a su lados.
No me mates mi cariño
al tratarme como un niño.
Ya no reflejo el amor,
¡que trágica decepción! .
No me queda otra cosa
que apurar aquí la prosa
y terminar ya contigo
¿Por qué tienes la impresión
que soy mendigo de amor
y debo pedir hincado
que te quedes a mi lado?
¿Qué no tengo pantalones?
¡vaya Dios y te perdone
por burlarte así de mi!.
¡Te quiero con frenesí!