Con mis ojos te miraba en una velada, soltando de tus manos cálidas, una rosa esbelta roja, aquella noche vibraba el Amor. Cuando sonreí con mis labios suaves, te hablaba con una dulce voz, demostrando te mi lápiz labial del color de la pasión, sin mencionarlo. Suspiros aquellos!... al final de la cena contemplamos la noche serena, tus brazos me encubrieron mi espalda, estando solos. A lo lejos, todo aquello estaba alumbrado, con luces rojas y amarillas, adornando la ciudad, todo para los dos. Divisando en el cielo, dos flechados corazones Carmesí, derritiéndose en la llama de nuestros besos.