Tendida en mi cama.

Eres un estigma que se adhirió a mis ojeras
tentáculos corpóreos que no concilian el sueño,
de haber conocido tu cuerpo en primavera
seguro hoy estaría sabiéndome tu dueño.
tu dueño absoluto! tu mentor, tu ayudante
en esto del amor que me agota en un suspiro,
que de escucharte, vida! derrito al instante
cual un fuego candente en estaños aturdidos,
Eres un estigma que pronto al cristalizarse
verá el resurgir de un hombre que antes fuera
el símil de un amante que hasta quiso quitarse
algunas armaduras... para que tu las vieras!
comparto sin embargo, tus noches de princesa
esas que la estrella, a tus pies, se desparrama,
queriéndome traer esos besos que dejas
cada vez que me acerco, en sigilo, hasta tu cama,
y es la ocurrente suavidad que al desperezo
de mirarte a mi lado, cada una de estas mañanas,
la simple absorsión que maquillas con un beso
aquellos que de mi te penetra y que te llama,
Eres el estigma, que a un verso de tu musa
me suele acompañar en tus labios, bella dama!
escurridiza entre las sábanas de frases inconclusas
y que diera por tenerte, tendida en mi cama!