POBRE AVARO JUBILADO

El día en que me jubilé
yo me compré una moto.
Yo me compré otra moto.
Y no contento,
otra moto me compré.
En la una me fuí a Santiago
a darle las gracias al santo Patrón
por haber sido tan generoso
otorgándome la jubilación.
En la otra recorrí
siete provincias de Andalucía.
Y por falta de recursos,
dejé de visitar a la siempre luminosa
provincia de Almería.
Y en la moto tercera
yo me llegué hasta Murcia.
También visité Almería
y con ello completaba
el tour de Andalucía.
Y aunque cada día soy más viejo
y con ello pierdo reflejos,
Aún no descarto del todo
el que éste año o el que viene
yo me plante en Logroño.
Pues quiero cerrar el ciclo
visitando esa tierra
que dá tan buenos vinos.
Y luego, ya veremos
cómo ando los caminos.
Pues no quiero quedarme quieto
para así sentirme vivo.
•
Y tú pedazo de tonto,
te enganchastes al trabajo.
Al trabajo clandestino
habiendo tanto parado.
Hoy rozamos los setenta
y cuando yo hablo en las tertulias
de mis hazañas de motero,
la gente atenta me escucha
y hasta se quita el sombrero.
Tú en cambio ya no hablas
pues no tienes de qué.
Pero como tienes dinero,
no bebes pero pagas.
Y así la gente te alaba
mientras dura el tentempié.
Y sigues guardando monedas
y la caja la tienes casi llena.
Mientras que los lobos aguardan
a que muy pronto tú te mueras.
Y ese pobre al que le quitas
su pan y su manteca
te maldice cada día.
Pues en su casa no hay comida
ni dinero para escuela.
Que tú le quitas el jornal
y con ello lo empobrece.
Al tiempo que con ese dinero
tu cuerpo y tu alma
se arruga y envilece.
•
Pobre hombre casi anciano
fatiguita y mal compañero.
Que nunca supo divertirse
pero sí amasar el dinero.
•
Epitafio generoso
sería escribir sobre tu tumba:
Aquí yace el fatiguita
que después de jubilado
siguió el muy sinvergüenza
robándole al compañero
su pan y su trabajo.