Los fantasmas.

Han vuelto los fantasmas, en peso excedidos
con el alimento del recuerdo que los sustenta
el miedo de se acalambra en cataratas de pedidos
y en sus ojos la viveza de lo que nada contenta.
Han vuelto con los picaros y regulares enigmas
que a su parecer evaden a tras luz de nuestro cuerpo
simpáticos holgazanes que simulanm los estigmas
y dembulan sigilosos los rincones que ya han muerto.
Llegan y se quedan dormidos en turbulencias
sin pensar en lo añino que resulta su exitismo,
mutan en ls personas, que como yo, se potencian
en logros inesperados, producto de nosotros mismos.
Han vuelto los fantasmas a crear incertidumbres
que conocen de sobra y no les cuesta demasiado
meterse en nuestra piel como una simple costumbre
derramando los perjuicios de próspreos pasados.