Goces diste a mis ojos permitiéndoles contemplarte.
Irascibles y en silencio ellos, pero no mis dedos q van arrojándote flores en cada letra expuesta inspirada por ti,
que me deja.
Otear y a la vez huir de tus dardos, previniendo, avisando al corazón. ¡No caigas victima de lo anhelado e
inconquistable!.
Vislumbrando sin preguntar lo evidente. tu bacinada, pasando por invisible, en tanto yo, dichoso, extático de tu
sensualidad pasiva que portas.
¡Ay!. cuanta zozobra despiertas a mi bureo visual, abultando mis sentidos. que pertinaz busca ya todas las
noches como halago retribuido mas.
No te codicio, solo te sueño, nada más de anhelo, no imagino ni tu beso, tu presencia ya me besa.
Aterido, pasmado, siendo tú el causal y musa, la sed de un ideal, la poesía misma del corazón exclamando sin
aclamar: ¡sera mía!