Tras el cristal desvanecido de la noche
Contemplo azorado mi monstruosa figura,
Como malignas sombras siniestras, que al hombre
Lo envuelve, lo atrapa, arrojándolo en la duda:
De no saber que silencio atroz acallara
Los latidos estériles del corazón.
La pena indeleble ahora no será más
Que angustia muda, taciturna, sin color.
Debajo el manto hostil de toda gris ausencia
Venero aquellos recuerdos sobrevivientes
Y en el turbulento cielo hoy, alguna estrella
Pretende encender su clara luz para siempre.
¿Como se lograría engañar a los ojos
Que miran y aguardan, presos de mil peligros?
Sólo una brisa dulce besando mi rostro,
El atardecer se siente un poco aturdido.
¡Que más no ser, una mentira del pasado Marcado a sangre en el fondo de la vieja alma!
La triste melodía que se va alejando
En el postrero rastro de las gris mañana.
Y preguntare: ¿por cuál calle he de seguir?
Si yo sólo veo muerta a todas las calles.
¿Yo me enterraré con lo que queda de mí,
En la soledad, si que ya se entere nadie?
O tal vez tendré que romper, al fin, mi vida
Y dejarla más seca, más honda, más triste
Y ver mi imagen insípida en la neblina,
Consumiéndose sola, sin nunca morirse.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!