Por las cosas que no hice

Por las mañanas que no te abracé
y los gestos que me guardé.
Como acariciarte la mano
e invitarte a comer.
Por las noches que perdí llorando.
Por esos pies que se quedaron estáticos.
Yo no podía ser la princesa del cuento,
y salí de cada escena temblando.
Rompo el espejo otra vez.
Me oculto como la niña de ayer.
No tiro el dado por no perder.
Pero así nunca sacaré un seis.
Me aparté del camino,
lo dí todo por perdido.
Y no te miré.
Me sentí como un niño herido.
Y protesté.
Pero no me levanté.
De nuevo caía. De nuevo me dejaba caer.
Por las frases que atrapé entre los labios,
Por las caricias que nunca llegaron.
Por los poemas bajo llave, encerrados.
Por ser la idiota que nunca dejará ese estado…
Rompo el espejo otra vez.
Sigo en la oscuridad, que la luz no toque mi piel.
No juego mis cartas porque creo no saber.
Pero te pierdo en otra partida en la que no arriesgué.