Ahogo

En un sueño la culpa sollozaba
hundida en su amargura
La autocompasión hacía de lecho
su eco el único amigo de ruta.
Sentada bajo un árbol
de Noviembre a Mayo
la nostálgica culpa
no mira más al cielo
anclada y embebida
en su profundo llanto.
Tendió en alto la mano
y sin quitar sus pupilas del suelo
cogió un fruto maduro
para descargar en el su veneno.
La esencia de la culpa emborracha
aquel fruto maduro
corroe su piel con tóxico aliento
ponzoña pura de arrepentimiento.
Muere la carne ámbar
desgajada con violencia
la culpa desgarrada
diluye en lágrimas la fruta muerta.
Atrapada se queda la semilla
tesoro último
esperanza de nueva
vida en las manos grises de la culpa
donde depositará la amargura
que se desborda dentro de sí misma.
La culpa tiene miedo
se le nubla la visión subyugada
por fantasmas que muestran imágenes
distorsionadas en sucios espejos
La culpa tiene miedo
el veneno del odio
de a poco va extinguiendo
hasta del tiempo pierde conciencia
solo una convicción
la mantiene con vida.
Despierto una mañana
con dolor, ahogada:
la culpa no era un sueño
su esencia era mi entorno
sus manos grises amarran mi cuello
Sentí su dolor, saboreé su miedo
me encarne en sus vestidos
lloré por un momento.
Mi garganta inundada
sentirá su presencia mientras
sus manos no liberen
un día la semilla
junto a mi su recuerdo
seguirá comprimiendo.
Comprimida y ahogada
sin habla, voz ni aire
mi garganta estará presa de culpa
impidiéndome llegar a puerto.