Los setenta, la inexpugnable y fiel vanguardia
el desenfreno de la locura y el socialismo,
las marcas en la piel que aún se guardan
entre soles de marchas sin vanos cinismos.
Cruce de ideas, rock and roll, y marihuana
amor y paz, y las luchas de unos cuantos
el despertar a la vida, Marx, y las mañanas
dejadez en la boca, sabias del espanto.
Crepitar sinuoso de los gritos apasionados
el dolor de tantos repilegues vacilantes,
los sententa quieren resurgir en los costados
de alguna revolución que viva un instante.
Los setenta en la piel de los bravos conbatientes
en la revolución del CHE y de sus ideas,
en la máscara sicaria y el dolor en recipientes
en cada despertar que huele a primaveras.