Lento el reflujo de las aguas,
De las claras arenas se retiraba,
A mi vista se presentaba,
Mi lengua sobre tu cuerpo,
Cuando recorriéndolo incierto,
De las arenas a la jungla yo pasaba.
Y como aquel potro,
Que sobre la espuma galopaba,
Me vi montado sobre tú estirpe,
Saciando mi sed con tus aguas.
Pero estas tan saladas,
Como aquel mar que miraba,
Sólo me proclamaban,
No terminar,
Porque todo tan sólo empezaba.
El mismo tiempo que pase observando,
El mar como se retiraba,
Fue el que empeñado,
En tú piel deje mis marcas.
La tarde ha pasado,
Horas no contadas,
Aún de ti me acuerdo,
Como quisiera estuvieses,
Aquí en esta playa.