Cuentan las crónicas de antaño,
Que cierta tarde despertaba un sueño.
Un poeta agonizaba vencido por el tiempo,
Llamando a su amada, le escribía versos.
Por las noches soñaba con sus caricias,
y en el día escribía a esa luz de su vida.
Le cantaba canciones llenas de poesía,
alegraba su vida con locura suicida.
Cierto día, cuando la vida limitara su aliento,
Descubrió que yacía entre sus versos.
Una flor dormida entre los poemas muertos,
Adornada de lunas en serenata de besos.
La novia del poeta gris estaba aún tibia,
tomó sus manos y le dejó su última poesía.
La única que escribiera en toda su vida,
en ella le decía al poeta que siempre lo amaría.
Frente a su tumba le rezan sus nietos,
Y lagrimas frías se escurren al viento.
Allí yacen los poemas de amor infinito,
que un día escribiera aquel guerrero del verso.
AUTOR: IVAN CARRASCO AKIYAMA /PSEUDÓNIMO D_Amadore