Pensé, tan sólo por un momento,
Que entre tu cuerpo y mi cuerpo
No había distancia ni había segmento.
Que éramos uno, y éramos nada.
Que sonreías, me regalabas
Una promesa hundida en el alma.
Pensé por un momento en confesarte,
En tu sueño o por escrito,
Que tus ojos en mi mente son meramente arte.
Y vivo sin saber quién soy, ni adónde fui,
Porque amor y pasión eran efímeros,
Porque todo lo que tuve te lo entregué a ti.
Y tú no leerás, no entenderás
Estos versos que alcoholizada te escribo.
Alcoholizada de dolor, de ausencia y de olvido.