Un ejemplo de vida

El paso del tiempo afecta
al que tiene por meta,parecer siempre joven
vestirse a la moda con sus rarezas;
y nunca aceptar que su figura cambia
con su efectos en el rostro y la memoria.
Hay una mujer chilena
que tuvo la sola gracia de nacer
en cuna privilegiada
pero saco provecho de oportunidades
sin màs aspiraciones que disfrutar;
lo que la vida le deparaba.
¡Y està ahì,la verdadera razòn!
de su longevidad a cuesta
invitada de honor a fiestas y reuniones
a sus 89 años todavìa sonrìe y admira
las bondades que Dios,le puso en el camino.
Una templanza, una aceptaciòn
pero nunca una queja o amargura
le hicieron mella o trabaron su postura.
LLegar a èsta edad,incertada en la vida social
con cosas nuevas que contar, ¡entusiasma!
participar en el quehacer y compartir
como si el tiempo no pasara
es tener muy alto su estima
y jamàs conjugar el verbo
no puedo, no debo, menos estoy cansada.
Mantenerse activa,leyendo,y saber conversar
la ha llevado muy lejos
admirable es reconocer,que aùn pareciendo frìvola
se admira la forma de apoderarse de su sitial
sin las quejas de la vejez
que a los demas cansa y hastìa.
Llegar a esta longevidad motiva e impulsa
nadie ajeno ha de estar,
para recorrer este largo camino
con esa hidalgìa, paz y entusiasmo
que los demàs celebran.