De la belleza y sus crueles admoniciones...

OH...Baudelaire...maestro de maestros...
Perdona este anatema...
Pero le es imposible... a este alucinado...
No arrojarse al más negro...
Al mas maldito...hontanar...de tu poema...
Aunque se que en desesperos...
No dejaras...en vuestra tumba...de revolveros...
Jajajajajaja...
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Ella dice... mas bella que yo no hay...
OH mortales...
Soy de piedra el sueño
Como cruel saeta...
El que hace...desvelar al poeta...
Y sus quimeras inspira...
Como si ardiera en sus delirios... la pira...
Tengo de madres el seno...
Y a los mortales...
Les doy... de mi áspid alimento...
Coronada de rosas y de abrojos...
Voy por el mundo...
Como...fatal...sustento...
Ignoro del llanto...
Y de la risa...menos entiendo...
Ambos son sustancias indescifrables...
Como monumentos impenetrables...
Nada me conmueve...
Soy del alba...la más perfecta blancura...
No gusto de lo que el movimiento...
El delinear...remueve...
Habrán...los que se dicen poetas...
Frente a mis virtudes...
De inclinarse...con reverencial devoción...
Y en eterna comunión...
Han de desgastar sus vidas
Inspirándose...a través del tiempo Y sus magnitudes...
Refiriéndose a mí... con veneración...
De mis ojos tengo eternas claridades...
Y he de convertir el barro en joya...
Bajo embrujos...de hechizado espejo...
He de convertir lo negro...en bermejo...
A mi soplo
Las quimeras...se convierten en realidades...
También de la amargura
Se hacer...mieles...
Y ante tal deslumbramiento...
Desfilaran...en briosos corceles...
Todos los poetas...
Que seran mis adoradores...mas fieles... MALATUSTA...