Arde mi sangre, cuando en la cumbre del silencio Siento en tu pecho, una luz..
Y me alumbras por adentro, muy intenso!..
No sé explicarte, pero me entrego, al encantamiento, de tu jadeo
Mi alma, se regocija, de tal manera
Que desde afuera grita..
Basta de espera!..
Y en su sonrisa!. un sueño!.. Despierta!
Ante esa guerra, que me conquista Al despertar, de entre sus líneas
Un dibujo, el tuyo y como un embrujo
Deja que existas, te reincorpores, a la más vista
De las paciones, y formen fila, las ilusiones
Creas que el día, se torne blanco!..
Pienses en mí y necesario, me formes tuya en éste encanto…
María verónica García