Quisiera un momento la eternidad compartir
en el borde que separa el universo y miedos,
por dar un paso silente al futuro porvenir,
en el que recojas abundantes copos blancos
los que construirán la gloria que depositará
la frente y darán paso a sueños no cumplidos,
donde el príncipe con su caballo alado, llevará
altares góticos con enchapes de oro y retablos
místicos, frente a ellos vestida de nieve, recibe
el si acepto, anillo y bendición, depositan beso
con el que sellará compromiso y no se olvide
ser el uno para el otro, en el dolor y el gozo.
Al acercarse la aurora, el sueño pronto diluye
y la rutina por otro día tendrá su comienzo.