Pon en centinela la semblanza de tu cuerpo,
En la medula párvula de tu exquisito encanto,
Y desátame, absórbeme y mátame, maniatando
La convergencia mutua de mi cósmica simiente.
Una inquisición multiforme de erecciones,
Se conjuga junto al crisol hervido de tu torso…
Y aun estando exhausto, te anhelo de gran manera…
Llevándote, lista para diluviar de pasión alguna,
Embravécete a la sustancia de mis manos,
A mi grandes manos como tu socorro baluarte,
Y el alma se cruje en la brasa de mis vicios
Donde alcanza el hemisférico libertinaje…
De el gran amor que yergues con émbola ambición. Entrégate a mí, delicia mía sintiendo mi sorbo,
Que te agita, te succiona y te resucita
En las profundidades enigmáticas,
Que se entrelazaran junto al desvarío de tus deseos.
Azzazinz
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