Paseas descalza por el ruido de mi cuarto
sombra que desvive mi alma en cuatro vientos
uno del amor que avecina contratiempos
sangre de madera, rituales de callarlo,
el segundo la ira, propensa a derivarla
en cantos de cólera sutiles y ansiosos
brisas del silencio que atraviesan tus ojos
cuan observas penetrante sin llegar a mirarla,
la soledad, el tercero que amanece
donde nada es posible y todo pareciera
un volcán de bagajes que aún quimeras,
despiertan mansos cuando a nadie te pareces,
y el último, el más tibio todavía
el que huele a ti, cuando mi pluma desvanece
tu lo sabes tanto! tu que me lo ofreces!,
es el verso del adiós, sabiendo que eres mía.