Hay tres verbos liados por derribo un arquitecto de penas de las almas cinco lingotes del oro de un olvido dos cementerios que omiten las palabras, hay un jazmín en la mano del monje presto al marchite audaz de su sotana, hay infiernos de lucros y donde el diablo es mercader de amor y de madamas, hay un pequeño collar en el cuello de la señora de un barrio privado una mentira oculta y no por bello tres gotas de lluvia sobre mojado, hay Dios en el garito jugando a los dados tres paños verdes y un pool de cenicienta que a tres bandas se derrite humillado en el taco de la noche de las mentas, hay dos perfumes y un aroma en el engaño que suele provocar dudas y comezones tres vírgenes que lloran desengaños entre apóstoles, truhanes y bribones, hay una falacia envuelta en tres mentiras y alguna verdad que por serlo, estimula, ocho arcángeles hay y falsas rimas que enternecen al mecenas de la cintura, hay una niña de los ojos del firmamento que suele mirarme entre soles y fluídos, que desnuda su cuerpo y sin quererlo vive mis muertes sin demasiado sentido, hay madreselvas que ya se han secado y marzos fugaces de aquella nuestra esquina, tres barriletes hay y el alquimista fugado a la tierra de los hielos entre bambalinas, y hay cien fuegos de variadas cobardías cenizas de nostalgias que arden en paciencia temblores que se han ido en una rebeldía en el mes de los discursos y de mágicas ausencias.