Ayer debi mirarte a los ojos y decirte que te amo;
Hoy.Es demasiado tarde.
Ayer debi ofrecerte dos trozos de verano,
y porque no dejar de ser solo un cobarde.
Ayer debió mi voz acariciar tus sienes,
endulzar tus oidos, entregarte mis bienes.
Gritar que te adoraba, sin importar mas nada,
ahora todo es en vano, ya no será escuchada.
Si tuve tanto tiempo para vaciar mi pecho,
cuando sabia que yo no te era indiferente.
Hoy por mi cobardia he perdido el derecho,
de abrazarte y besarte, ya tu no estas presente.
Te has marchado muy lejos, con mi ilusión a cuestas.
Cansada de esperarme sin esperanza alguna.
Yo me quedo tan solo, buscando las respuestas;
Te fuiste y yo te quiero, como nunca a ninguna.
Maldigo mi silencio y mi falta de entereza,
esa manera absurda de amarte sin decirlo.
Maldigo tu partida, mi miedo y mi tristeza,
y el remedo de hombre, en que me he convertido.
Cada minuto duele y es un mudo testigo,
de que hoy maldigo todo.Hasta el verso que escribo.
Estimado compañero: Sentimiento puro, en este poema; ¡cuántos de nosotros hemos conocido esos momentos de cobardía! y nos hemos arrepentido de ellos por el resto de nuestros días. Quien lo vivió, puede entenderlo plenamente. Felicidades, y diez plumas, con gran placer.