A la vida misma

A LA VIDA MISMA
Siento el viento en tu mirada, en una tarde fría, fría como tus ojos tan llenos de una mala angustia y de tan poca esperanza.
Veo esos ojos cansados mirando con insistencia con tanta fuerza y coraje y a la vez tanta tristeza.
Yo se bien abuelo que es huraña tu pena, siempre contando atento las horas que pasan lentas en esa silla de ruedas mirando fijo a la puerta.
Deseando ver entrar a tus hijos sin tardanza, porque es hora de visita y ya se te alegra el alma.
Pues que temes viejo amigo, que hoy no puedan llegar a darte un beso y abrazo, pues dirán que no pudieron por mil cosas del trabajo.
Y pobrecito de ti, que solito te has quedado, tú que les distes la vida y así tu esfuerzo has quemado, que renunciaste a todo con tal de verlos felices, trabajaste con los dientes y nunca venias triste.
Pero era tu misión, lo dijiste a todas horas, pues para ellos tu amor se olvido al salir la aurora.
No se si esta lloviendo con una angustia nueva, o quizás es que vivas las cosas de la vida, todo ese amor inútil con su inútil reproche , que encierras en el gesto , que refleja el semblante, sin un solo lamento.
Dejaron olvidado su amor sin despedida, cubierto de unas flores que solo son espinas. Y tu buscas con fuerza el secreto de las cosas ha veces tan profundo para poder creer, que el amor de tus hijos hoy florece de nuevo, y esa angustia que rompe tus desvelos se convierta en consuelo y pueda al fin renacer.
Yo quiero hoy amigo con dulzura infinita, inventar la mentira que te haga reír, que entre tantas verdades que hacen daño en la vida, esta sea tan bella y te sientas feliz.
Pero si que te digo y sonríe conmigo, que la vida es muy sabia y seguir su camino, es perder o ganar, ganarás con los hijos, pues también ellos tienen y tendrán un mañana, cuando toque llegar.
Y ese día vendrá cuajadito de espinas, como buen jugador, jugaran en su vida, sentirán el dolor como crece en su pecho y una lagrima suave surcara su mejilla,
Pensarán en tu amor, pensarán en tu fe, pensarán en tu vida, acordándose al fin que la lluvia caída, tras aquellos cristales son la lágrima tuyas que del Cielo se caen.
Por entonces sabrán que ha existido, un recuerdo. Que callado tu nombre, no podrán olvidar. Y ellos mismos verán, que no les queda nada, que también abandonan, y también llorarán, Cuando el alma se muera Cuando no tengan paz.