Se ha muerto un poeta,
no importa quien fuera.
Su nombre, su ideología,
su mesura o desmesura.
Se ha muerto un poeta,
Alguien capaz de escribir algo,
de decirlo a los gritos.
Girando las letras del
abecedario cotidiano,
en las palabras representativas de los sentidos.
Con esa manera de cultivar sus pensamientos,
se ha muerto un poeta.
El mundo ha perdido.
Pero nacerán otros,
y nuevamente habremos recuperado
la esperanza de la palabra.
Del amalgama, de los colores del corazón,
de la mente y del espíritu.
No importan las ideologías,
Si no son buenas,
podremos enfrentarlas con más poesía.