MAÑANAS

Tan tarde/ Que aún se escucha a lo lejos/ El grito feroz de tu gemido/ Tu lengua de a poco y ciegamente sucumbía/ Entre los faros de dos amaneceres solitarios./ Ya tus ojos pequeña mía/ No eran más que simples reflejos/ Para mi mente que levita/ Por las veredas de este barrio tenebroso./ Aún es tarde/ Mi espíritu sagrado lo sabe/ Tu la sabes/ Ellos lo saben/ Todos debemos de saber la realidad/ Del amor en pequeños instantes./