Se acabó el ajetreo,
las conversaciones
y las muecas en las caras,
los pies en las aceras
y las ruedas en el asfalto,
los motores de coches y motos,
los pájaros dominando el viento,
los juegos de los críos
y los perros cagando en jardines. . .
Ya estás en casa,
acumulando madrugadas,
la soledad de estas altas horas
es perfecta para pensar en mujeres.
Y ahí estás,con tu cenicero repleto,
con tu puerta cerrada,
con tu pulso en total reposo,
pensando en todo el tiempo que ha pasado,
y sabes que ha pasado demasiado,
pero piensas que ella aún te recuerda,
que no podrá olvidarse de ti jamás,
y que sabe que eres mejor
que ese chico con el que anda. . .
Mírate,te crees un crack,
único,
te crees especial entre lo común,
tomas como filosofía de vida eso de
"casi nada me importa un carajo",
algo que en unos días se esfuma
y retorna esa pizca de nostalgia,
el ego baja al nivel adecuado
y ya no crees que valgas tanto.
Es mi constante tira y afloja con las emociones,
tan absurdo que me resulta increíble,
tan habitual que me resulta absurdo. . .