No me pidais latidos convenidos...

Sólo como unos pasos de lo eterno.
Una razón tendrá cualquier invierno,
Que los harán más fuertes y sentidos.
Equilibrio me alcanzará, dormidos
vivirán mis sueños en el cuaderno
de la melancolía y, ¡al Infierno!
la tristeza de instantes no vividos.
Que no digáis jamás “razón tenías”.
Vivir vuestra razón sin contratiempos
que habrá de daros muchas alegrías,
y si la pena roza vuestro intento,
habréis de suturar vuestras heridas
que dan dolor, mas nunca sufrimiento.