A que la vecinita

En mi calle hay una vecina
como muchas otras, de esas
que son bastante metiches
y mentirosas.
De esas que no pueden faltar
en toda vecindad o barrio,
que siempre se la viven a los
demás criticando.
Esas que parecen periodistas
de espectáculos porque se
aparecen en el lugar y momento
más inesperado.
Ellas se sienten muy acomedidas
creen que por todos son apreciadas,
pero a decir verdad las toleran
por miedo a su lengua larga.
Aquella que sale a recibir al
vecino primero que la esposa,
para comentarle mal intencionada
-vecino buenas tardes, será que ya llego su señora-.
Y apenas se retira el caballero,
entra presurosa a su casa para
observar desde la cocina a ver
que es lo que pasa.
Y ya tan entretenida fácilmente
se le olvida que sus hijos esperan
que tenga lista la comida.
Ah-y pobre de su marido cuando
llega al hogar, pues puros chismes
le dan para cenar.
-Que si fulanito se compró coche
nuevo, -que si sutanito ya le pintaron
el cuerno, y como se le podría olvidar
la hija del tendero que se acaba de
fugar.
Vecinita, vecinita si a todas estas
habilidades, les sacara buen provecho
de la PGR sería usted su mejor elemento.
Venido a ver no todo lo que oye y mira
es como usted lo imagina pero mientras
las cosas se aclaran, a más de uno ya
le dejó la vida complicada.
Ay doña metiche cuando aprenderá que
por cuidar la vida de otros la suya
descuidará.
Un consejo le doy y espero le sirva
en vez de andar en tanto arguende y
vivir con envidia ocupe su tiempo
en atender mejor a su familia.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
mrc-3-07-09