Por el cierto peregrinar de mi cuerpo en tus geografías,
voy desatando suspiros que hacen nido en tu boca,
y de tanto andar se me imaginan travesías,
como si fuera un safari, que a explorarte me provoca.
Y en la instancia sutil que a tus manos iluminan,
me entrego con ternura al sin fin de tus caricias,
¡amante eres! cual el intenso palpitar de tus pupilas,
al mirarte brillan en mis ojos como dos joyas divinas.
Porque la vida nos dio su furioso emblema iracundo,
con el deseo que fluye en el instante del beso
cuando te escribo los versos mas hermosos del mundo
con el sabor de un mañana en nuestro sutil embeleso.
Y Dios quiera interpretar nuestras maneras lozanas
de sentirnos en el cielo cuando los dos somos uno,
porque amores como este merecen nuevas mañanas,
que deshojen los días, pero ¡siempre juntos!
Dany - Elsa Fariña
25-07-03