Acabo de recibir el principio de la vida,
a poco tiempo de tu momento de pasión,
y es imposible sentir alguna herida,
en este lugar semejante a una prisión.
Si supieras que existo me odiarías,
y jamás desearías tenerme contigo,
pero si me vieras seguramente me amarías,
y tu deseo sería estar siempre conmigo.
Por ahora no puedo hacerte saber que existo,
sólo puedo empezar a sentirte y conocerte,
y aunque soy el producto de un despisto,
no puedo esperar el momento de poder verte.
De aquí a un tiempo trataré de avisarte,
que existo y vivo a través de tu presencia,
y aunque una patada tenga que darte,
cuestionarás la posibilidad de mi existencia.
Nunca me culpes por no haberme deseado,
mejor goza porque a tu vida he llegado,
y si algún día piensas eliminarme con pecado,
me iría satisfecho por siempre haberte amado.
Por: Efraín Trinidad Rodríguez
“PoetaDeDios”© Morovis, P.R.
21-septiembre-2004.