Me abrazaste...
y un escalofrío recorrió todo mi mundo,
sentí tus manos
recorriendo el sendero de mi cuerpo.
Como alegrando mi alma
tu piel exacerbó mis instintos,
tus besos apasionaron mis labios,
tus caricias...
se convertian en manojos de deseos
perturbando mi cuerpo,
y tus musculos fundian mi fuego.
Era la hora de poseernos,
de inundar nuestras almas
con miles de sentimientos.
Ahora te adoraria,
te tendría entre mis dedos,
te abrazarian mis piernas
para sentir tus secretos.
Y tu... mi hombre amado,
me llenarías de nuevo
con la lava incasdescente
del deseo de tu cuerpo.
Volvemos a someter
a la pasion del momento
a nuestros cuerpos ansiados
con nuestros ansiados sexos.
Y nos besamos desnudos,
y nos comemos de sueños,
realizamos fantasias
acariciando en silencio
nuestros cuerpos sudorosos
entre sabanas e incienso.
Volvemos a las alturas
al conseguir nuestro anhelo
de vernos encomendados
a las caricias de Eros.
Dulce dios de enamorados
adorado por los griegos
en ti encontramos la calma
despues de amarnos sin frenos.
Rosadegranada