Mirando ciegamente
hacia el horizonte vertical,
oyendo sin escuchar nada,
las palabras calladas
del joven viejo viento que hablaba,
murmurandome al oido,
gritos silenciados y sin palabras,
de unos ricos pobres, campesinos citadinos
que rien seriamente ante el yugo del destino,
soñando despiertos con un cerca lejano,
van caminando quietos
entre tumultos despejados,
andan acompañadamente solitarios
en esta tierra celete
donde todo es polvo en agua,
nada es mucho y mucho es muerte.
Mirando ciegamente
hacia el horizonte vertical,
oyendo sin escuchar nada,
las palabras calladas
que el joven viejo viento lanzaba,
de unos gritos silenciados,
de gente que soñaba despierta
con un cerca lejano,
viviendo alegremente tristes
en una violencia tranquila,
esperando una paz que es guerra,
entre muertos en vida.