Tú, el silencio y los gatos

Luce el sol, apenas perceptible, casi marchito, pero tibio.

Tenue como una ligera brisa, un inesperado roce,

una pequeña brasa que, a duras penas, puede matenerse candente.

Desde mi ventana observo a los gatos. Dos. Tumbados

sobre el tejado de uralita que corona las cocheras del edificio de enfrente.

Inertes, adormilados, tal vez, fantaseando con las vidas

de otros gatos o filosofando tras haberse llenado la panza.

Dos bolas de pelo negro apelmazadas.

El tiempo parece haberse detenido para ellos.

Los espacios entre edificios, tácitos;

incluso el viento parece haberse quedado mudo,

absorto, pendiente de algún acontecimiento por llegar.

No se oye el acostumbrado bullicio, todo es silencio.

Un silencio que resulta inquisidor,

que parece haber embelesado a los inquilinos de los predios,

como una ensoñación infantil; oneroso silencio.

Como esos silencios que interfieren cualquier prolongada disertación .

Me gustan la tibieza del sol, los gatos, aunque sean negros,

el sonido que se oculta tras el silencio y, asimismo,

tus silencios que arrebatan mis sentidos

y llenan de cierto misterio la conversación.

"En el país de la reina de los encantamientos" - 2012