El Evangelio segun Satanas IV

5- Definiciones del Diablo estando en China,
Allá donde la civilización en verdad es culta, y no hay tantas tremendas revelaciones. Ni los opuestos son adversarios, sino complementos. El yin y el yan, no son lo malo y lo bueno: Son el complemento. El Hombre y la Mujer, en igualdad de posiciones, entrelazados en amor fecundo y próspero. Por eso, en China la paso bien. No hay Dios por encima de todos pretendiendo mandar. Ni diablos a los cuales culpar de los males del mundo. Y hay opio, que me interesa para cuando me siento solo. Me he burlado toda la vida de las creencias de los hombres. Sus convicciones arraigadas, sus tradiciones, sus religiones. Son fanáticos empecinados que no saben que todo está resuelto. Que todo se sabe. No hay misterios en el mundo salvo para cuatro o cinco que se las saben todas, y hacen poco para mejorarlas. Pero la fe mantiene ciegos a los hombres, aunque caminan igual. Una fe con esperanza en el porvenir, como si supieran que todo va a resolverse para bien. Y no he podido hacerlos vacilar donde él penetra tan fuertemente. El espíritu de los hombres pertenece a ellos mismos. Artífices de su destino, aunque sean monigotes de un Todo Poderoso invisible y omnipresente. La terrible contradicción de la raza humana, Y del otro lado, yo. Rey de un mundo de tinieblas, pues me siento cómodo en la oscuridad, en las sombras y la soledad. Un turista de un mundo que me pertenece. El tiempo pasa y aburre. Nada peor que ser eterno sin destino ni rumbo. Entonces comprendí lo que soy. Un mero instrumento de un vago creador. Me ha dado la tierra como estancia, para que administre y pierda tiempo mientras él resuelve las contradicciones mencionadas. Por un tiempo no me importó, y eché la vida por la borda. Pero hace dos mil años las cosas vinieron a complicarse. Nacía en la inhóspita Belén, el hijo de un carpintero noble y de una dama virgen; Una personalidad distinta, avasallante, revolucionaria, rebelde al poder constituido. Toda mi obra se vendría a pique si no volvía a Israel, la tierra de Canaán, a poner orden y dejar las cosas en claro. Este mundo me pertenece y no era cuestión de andar descendiendo al hijo amado para hacerme pleitos. Me volví apresurado de la China Oriental, Mi reino tambaleaba. Famoso reinado liberal donde todos hacían lo que se les cantaba sin profetas moralistas ni reivindicadotes de la palabra divina. Siempre me parecieron necesarios esos cacareadores. Pero ahora era distinto. Un Hombre con poderes capaces de captar la atención de las masas para hablarles de un reino mejor, superador del cual existía. Me estaban serruchando el suelo, y desprovisto de las buenas armas para defender lo mío, quedé pasmado, observándolo actuar, esperando mejores tiempos. Es la Historia del Dios hecho Hombre, la reencarnación de todo lo bueno que la Humanidad creyera. Su prédica, su obra, su vida, su Evangelio. Y descrito, esta vez, por quien firma estas líneas, el Príncipe Satanás. La historia más grande jamás contada,