Me enamoré de alguien más

Soy un hombre que va por los cuarenta,

hace más de diez años que estoy casado y debo confesar,

que de hace un par de años acá, me he enamorado.

Sí, me he enamorado de alguien más,

alguien mucho más joven que mi esposa,

alguien cuya piel es suave como pétalos de rosa,

cuyos ojos brillan y resplandecen con el sol,

cuya sonrisa derrite mi corazón.

Tal vez sea su inmadurez la que me ha cautivado

o su inocencia ante las contrariedades de este mundo.

Lo cierto es que de esta persona estoy prendado.

Por favor, no me malentiendan,

pues hombre de una sola mujer yo soy,

el amor que yo siento por mi esposa no ha decrecido,

más aun, ha aumentado su valor

y de la persona que yo hablo,

no es más que el fruto de nuestra unión.

Es nuestro hijo quien ha robado mi corazón,

quien me ha demostrado que se puede amar a dos personas con tal intensidad,

quien ha puesto a prueba mi paciencia y mi voluntad,

quien se ha convertido en calma y en tempestad.

Y como si de un efecto dominó se tratara,

es gracias a él que a mis propios padres puedo amar más,

pues ahora entiendo y comprendo tantas cosas

que de joven carecían de notoriedad.

Tantas veces en silencio rogué a Dios por tu llegada,

la espera valió bien la pena,

pues aquel día al abrirse la puerta

y contemplarte por vez primera,

me enamoré de ti con tan solo una mirada.