Tú me recuerdas,
Bañada de espumas,
pintada de nácar.
cual flor de azucena
Hermosa, tan franca.
De fragancia suave.
Cintura enmarcada.
Con rizos de luna
Filtrado en mi alma.
Cual margarita
belleza fruncida.
Tú me recuerdas linda,
Tú me recuerdas delgada,
Tú me recuerdas, niña.
Tú que subiste todas
Las copas de árboles,
con frutos y mieles
besaste mis labios.
Tú que en el recuerdo
miras, somos jóvenes
Olvidas que las pieles
se arrugan, en la vejez.
Tú que en los jardines
de mi cabellera larga,
Vestida de blanco
nunca imaginaste.
Tú que viste mi cuerpo
Conservarse bello,
hasta alcanzar los años,
flacidez no viste en sueños.
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes joven
Dios te lo perdone,
Me pretendes delgada,
de larga cabellera
de mieles castañas.
me pretendes con silueta,
de juventud eterna.
¡No pretendes nada!
Huye hacia otros amores,
Vete a la parranda;
Límpiate los besos
de quien te acompaña.
Vive en la ironía,
de creerte joven;
Tócate las manos
también arrugadas;
Mírate tu cuerpo
tus besos amargan;
Preparare las rocas;
vestirás tu vaso de escarcha;
pero los tejidos de tu piel
se arrugan cada mañana.
Vuela con los pájaros
Y llévate tus hieles.
Y cuando las carnes
Te las vean flácidas,
no regreses amor mío,
prefiero estar sola,
que mal acompañada.
Y cuando hayas puesto
En tus recuerdos el alma
ubícate en la alcoba
donde la mía, quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Olvídate de esta cincuentona,
Recuerda que esta vieja,
te quiso con el alma.