Criatura necia, pliega tus alas,
regresa a tu lugar, de donde nunca
debiste despegar y quedar trunca,
poco después de demostrar tus galas.
Deja, tal cual el viento su talante,
se imponga en ti la Voluntad Divina,
puedes llorar, sintiéndote mezquina,
sin borrar la sonrisa en tu semblante.
Fue como vivir un tiempo en el edén,
como sentirte envuelta en rayos de oro,
recibiendo puñados de ternura
ignorando del péndulo el vaivén,
que mide sin piedad y sin decoro,
decidiendo a su antojo la premura
® Susana Valenzuela
11-01-12