Me estrellé
y se me fue la poesía,
una estrella perdida
fue la culpable
de que se marhará
esa poesía,
que no era de más tinta
que esas que se usan,
en la completa rutina
del poeta que se lanza a la vida,
recogiendo todo aquello
que el aire de un ventilador
le tira encima.
Era esa poesía
de carencia lenta,
de elevadas sonrisas,
de mirar el futuro
con esas arritmias
propias del corazón loco
que busca hermosura,
allí donde un uno de enero
se convierte en una bonita figura,
que resalta en un calendario
que nos recuerda que se inicia,
esa carrera que nos llevará
sin dudas,
a un cierre de la cuadratura
por allí donde todo ya finaliza.
Con esas arritmias de corazón loco. Muy buenos versos poeta.