Vendido de por vida

Vendido de por vida

Estoy pagando endeudo,

que podré saldar jamás,

entiendo a ciencia cierta,

mis sentidos están hipotecados.

Estos ojos se quedaron hechizados,

teniendo muy presente la fecha,

su belleza interna fue capaz,

hacerme dejar; el corazón empeñado.

Cuando la lluvia acaricia la tierra,

el aroma prende recuerdos de ella,

en el semblante la alegría destella,

mi fantasía más y más se aferra.

Ante su armoniosa sonrisa

mis oídos se quedaron poseídos,

mi juicio la ha decretado delicia,

mis versos en rezos los deja convertidos.

Me estremece tan sólo recordar,

mis manos las suyas frotando,

ese efecto aún me hace delirar,

entre letras lo estoy pregonando.

Ante el desfile de este recuento,

con pasión a todo esto me afano,

cuánto costará de su tiempo un momento,

para volverle a dar; un beso en la mano.

José Estrada