Cuando suelo tenerte entre mis brazos,
y disfruto del néctar de tus besos,
se escapan mis deseos más opresos,
así cual astro sol tras los ocazos.
Me pierdo sin pensarlo en tu mirada,
que luce tan radiante, cual la estrella,
que alumbra por las noches la querella,
de toda mi existencia enamorada.
De pronto, me deslumbra tu sonrisa,
cegandome cual sol de mediodía,
llenándose mi vida tan vacía,
como se llena el pasto de la brisa.
Después viene tu voz, -sutil martirio-
a murmurar mil cosas a mi oído,
sintiéndome de pronto tan perdido,
en esa voz que es todo mi delirio.
Después me envuelves todo, entre tu pelo,
radiante y amarillo como el trigo,
y así en tu cabellera, yo consigo,
robar por un momento, el sol del cielo.
No quiero imaginar, que pasaría,
si llegas a faltarle al pensamiento,
pues eres de mi vida el complemento,
que tanto supliqué, tener un día (1998)