EMPERADOR

Aún siento tus dedos, quemando mis caderas…

Sabes que estoy muriendo, porque hagas lo que quieras…

Es el primer contacto, de miles que se esperan…

Yo sé que estás atento para encender la hoguera…

Porque mis manos blancas, te buscan y te llaman…

Quieren trotar tu cuerpo, cabalgar sobre tu espalda…

Como lo hicieron antes, en muchas otras vidas…

Tú crees que mis verdades son sólo una mentira…

Y es porque tú no sabes, que en Roma fui tu esclava… 

Que mientras tú mandabas legiones a la guerra…

Mi cuerpo yo vestía de suaves transparencias…

Esperando tus besos, sufriendo por tu ausencia…

Más cuando tú volvías, mis pechos hacían fiesta…

Era una loba en celo, la lava de un volcán…

Bebiendo y devorando el fuego de tu boca…

Tu amante fiel ardiente, dispuesta a lo que más…

Amando tus caprichos, presa de tus locuras…

Disfrutando intensamente lo que nadie se imagina…

Ahora que te encuentro, soy tuya vida mía…

Tócame como nadie, con toda tu sabiduría…

Hazme olvidar estos siglos que pasé sin tus caricias…

Despiértame a la vida, haz que mi sangre hierva…

Que regresen los tiempos, que entre tus brazos ardía…

Que mi boca reconozca a su amo, a su patriarca…

Y que mi piel se deleite sometida a tu voluntad…

Eres sin duda el dueño de todas mis fantasías…

Emperador que llega, tan sólo para mandar…


Marthel Scarella

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