El silencio de la noche
me entrega la voz de nada
y el murmullo de la brisa,
va llegando hasta mi almohada.
La luz de la blanca luna
completa llena mi cama,
llenando también mi mente
de pensamientos en calma.
Transcurriendo los minutos,
las horas también acaban
dándole paso a los días
que pasan, tan solo pasan.
Estoy viendo desde lejos
como se gasta la vida,
como se va diluyendo,
se torna desperdiciada.
El tiempo, nunca regresa
y deja huellas en el alma,
también las deja en el cuerpo
y sobre todo, en la cara.
Por eso, bella lunita:
manda destellos de plata
que traigan recuerdos dulces
como su tierna mirada.
Después, yo iré sin lamentos
recordando la ya pasada,
dándome cuenta gustosa
que el recorrer de mi vida,
nunca ha sido malgastada.