Desteñida noche

Mujer semiobscura
Que curas mi semblante,
Eres arte que Dios
Puso ante mis ojos,
Contigo nunca me enojo
Si de ti una sonrisa me das,
No llores jamás,
Que tus ojos perlas preciosas
Se marchitarían como espigas,
Como petalos de rosa,
Y no te comparo con cualquier cosa,
Que de tus labios yo extraño,
Cada día es un año;
Para mi, carmesí,
A veces por la cercanía Como tus mejillas,
Casi siempre mías,
Y de otros al saludar,
Sudar siento de tus manos,
Son como libro abierto
Créeme otra vez que no miento,
Por darme tantas aventuras al tocarlas,
Como las mías en tu cabello,
Una cascada de oro y madera pura,
Bello como el coro,
Bella como ninguna;
Única tu cintura
Que se abraza como almohada,
Se abraza como la noche:
Soñando sin mil reproches,
Desvelado en ella,
Me amarro de la tierra,
Para mirarme poco te esmeras,
Porque sus ojos como perlas penetran
Paredes del corazón
A mi razón,
Como cada canción
De un poeta extraño
Y otro más que la canta,
La noción me falta
De saber que un juego
Marchita perlas, espigas,
De pétalos Sonrisas,
Rosas roja como carmesí,
Se marchita si alguna vez dijiste “si”,
De tus mejillas olvidadas como mis manos,
De tus manos el libro se ha cerrado
Y tus cabellos se han congelado,
Ya no hay coro especial
Si las puertas se han censurado
Y no loro escuchar,
De tu cintura aferrar y tocar,
Acercarme a tu piel que hoy almohada es,
Que la noche me ha hecho soñar
Pesadilla vestida de ilusión,
Ha roto mi corazón
Destrozando las paredes y una canción.