Las hadas están alegres, sus corceles y sus mieses!..
Sus alondras, y sus peces!.. Nadan, cantan, peinan los sembrados..
No existen los alambrados!
Y un fino tapizado..
De verde, que florece…
Lunas de color plata, estelas muy brillantes
Todo es, en un instante y el amor nos pertenece!..
Para el que crea, en el ensayo..
De una tierra adorada!..
De un Dios!.. Benévolo, una montaña nevada!..
Color de los ojos que la describen y un alba!..
Un hoy eterno!..
Los miedos, son luceros, alumbrando la alborada
Y la muerte.. Se murió, frente a la fe tan soñada!..
Solo existe lo que quieras…
Aquello que siempre deseaste!..
Dale poder, a esta esfera!..
Porque tú la imaginaste y la tienes adelante!..
Es de ella, la primavera!.
Las estrellas, serpentinas!..
Que no marcan límites entre hermanos, solo nos iluminan!..
La tierra es de todos y por todos Habitada y tal vez hay otro modo
Un poco más arriba, igual que esta poesía, tiene un espacio!..
En el que, formamos parte..
Como un sueño la luz!.. que nos da vida…
Y con la vida un deseo!..
Se expanda esta intuición la preceda el recreo
De tan bella comunión!.
María Verónica García