Te fuiste sin decir una palabra.
Te fuiste como siempre, solitario.
En la tarde de aquella primavera,
era un cinco de abril de dos mil cuatro.
Te fuiste sin decir adiós a nadie,
en silencio, como era tu costumbre.
Nos dejaste a todos desolados,
invadidos por la pena e incertidumbre.
Por qué no nos dejaste darte un beso ?
Por qué no nos dejaste acariciarte ?
Por qué te fuiste sin decirnos
que tu vida se acababa en ese instante ?
Y la Parca te llevó sin avisarnos,
Esa Parca que tanto amor destruye,
Esa Parca egoista y sin recelos,
que para sí quiere a todos llevarse.
Sólo nos queda pensar en que lo hizo
silenciosa, para no molestarte
Y que, sereno y sin haber sufrido,
todos nosotros podamos recordarte.
Tu esposa, hijos y familia - 2004