He aquí, yo os envío como a ovejas
en medio de lobos; sed, pues, prudentes
como serpientes, y sencillos como palomas.
Y guardaos de los hombres, porque
os entregarán a los concilios, y
en sus sinagogas os azotaran;
y aun ante gobernadores y reyes
seréis llevados por causa de mí,
para testimonio a ellos y a los gentiles.
Mas cuando os entreguen, no os
preocupéis por cómo o qué hablaréis;
porque en aquella hora os será
dado lo que habéis de hablar.
Porque no sois vosotros los que
habláis, sino el Espíritu de vuestro
Padre que habla en vosotros.
El hermano entregará a la muerte
al hermano, y el padre al hijo; y los
hijos se levantarán contra los
padres y los harán morir.
Y seréis aborrecidos de todos por
causa de mi nombre; mas el que
persevere hasta el fin,
éste será salvo.
Cuando os persigan en esta ciudad,
huid a la otra; porque de cierto
os digo, que no acabaréis de recorrer
todas las ciudades de Israel, antes
que venga el Hijo del Hombre.
El discípulo no es más que su maestro,
ni el siervo más que su señor.
Bástale al discípulo ser como su
maestro, y al siervo como su señor.
Si el padre de familia llamaron Beelzebú,
¿cuánto más a los de su casa? MATEO 10:16-25