Esta bocota mía

Hoy me vuelvo a rebelar
vuelve este furor a drenar.
Sigiloso se acerca el coraje,
de cerquita siento su respirar.
Ese por que el que tanto lucho
Y algunas veces le pregunto:
¿Cuándo acabarás?
Ese que en tantos líos me mete
cada vez que a mi bocota
le da por hablar de más.
Y esto sucede al hablar mi madre
de lo que según en la sociedad
se debe premiar.
Y repite indirectamente
Una y mil veces
¿Qué van a pensar
y decir los demás?
Esa frase que me exaspera
hace mis venas de coraje brotar
y trato, Dios sabe que trato,
de morder mis labios
pero repite y sigue diciendo
“¿Qué dirá la sociedad?
¿Qué carajos me importa
lo que digan unos tontos
que desconocen mi pensar?
¡Que ni se les ocurra
venir a decirme
como debe una madre soltera
a sus nenes criar.
Solo fallo
un poquito en el intento
esa es una verdad de vida,
¿Quién podrá sentenciarme
a la pena capital?
Solo intento demostrarles
que hay cosas en la vida
y que solo ellos
deberán darle prioridad
Que las cosas que perduran
las conocen sin medida
solo deben recordarlas sin que
polizontes idiotas les persigan
o anden detrás
Que la fe no se demanda,
ni se repite cual rosario
ni se crean oraciones
cual fariseos de la antigüedad.
Que una oración sale desde el alma
se agradece desde que el alba
y que antes de cerrar los ojos
aún sentimos la necesidad intimidar.
Que no se levanta
porque te escuchen tres peleles
se levanta cuando el alma gime
de tristeza, gratitud o felicidad.
Ella traspasa los cielos
y el Supremo la valora
mucho más que los idiotas
que tan solo repetirán:
“Degenerada madre perversa
que nunca les obligó a orar”
Culmino diciendo,
otra vez mi madre
se ha ido a la cama
con una de esas caras,
esa que hace
cuando mi rebeldía
le da por molestar.
Ya mañana la contento
¿Qué puedo hacer con esta bocota
si ni Diosito cree que tiene remedio
pues no la quiere remediar?
Ma. Eugenia Figueroa Romero
Octubre 24, 2012