Tu alma y la mia

Te sentaste junto a mí y yo junto a ti,
Los pesares de nuestras almas se cruzaron;
Depositaste tus cuitas en mí y yo en ti.
Tu alma y mi alma se trenzaron.
Fue una mañana con dejos melancólicos,
En la que fluyeron en el alma los recuerdos;
Aflorando en nuestros labios confesiones,
Que habían permanecido en el misterio.
Nuestras almas viajeras se unieron
Y se dejaron arrastrar del viento;
Los ruidos de la ciudad cesaron,
Fue un vuelo de hermoso enternecimiento.
Volvimos a la realidad al cabo de un tiempo,
Y marchamos por lugares distantes;
Llevando en el alma, el cruel tormento,
de no poder ser, dos fieles amantes.