Meteorito Genérico

Detrás de ese ceño fruncido,

vi a un poeta y a un amante,

vi a un niño solo,

y también a un hombre grande.

En aquellos brazos macizos,

vi un alma sensible,

un apego débil,

un amor irreversible.

En esos gélidos ojos,

vi tu ira y tu pena,

vi a un niño inocente,

que solo quiere que lo quieran.

En esa postura dominante,

vi entereza y poder,

de una soberana fragilidad,

y el miedo a perder.

Cuando descifro tu mirada,

desvelo un alma herida,

un semblante malgastado,

ansias y cansancio de vida.

Me despido de esos ojos,

y de aquellos coloquios banales,

de esas noches solos,

de esos intercambios existenciales.

Nunca entendí qué querías de mí,

pero aún así creo que te lo di,

quizás solo buscaba tu compañía,

o simplemente la idea de que te tenía.

Cada vez que vea mis cristales,

resoonará este encuentro incoherente

un intercambio indescifrable,

una aleación de metales diferentes.